El origen de la Luna está relacionado con la colisión del Sistema Solar interior

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Un estudio innovador publicado en Science confirma que Theia, el antiguo planeta que chocó con la Tierra para formar la Luna, se originó mucho más cerca del Sol de lo que se pensaba anteriormente. Esta investigación resuelve un misterio de larga data que rodea a la composición de la Luna, que durante mucho tiempo ha desconcertado a los científicos por su sorprendente similitud con la de la Tierra. Los hallazgos sugieren que Theia se formó dentro del Sistema Solar interior, compartiendo un origen común con nuestro planeta en lugar de originarse en las regiones exteriores como proponían algunas teorías anteriores.

El misterio de la composición de la Luna

Durante décadas, la teoría prevaleciente del “impacto gigante” afirmaba que la Luna se formó a partir de escombros expulsados después de que Theia colisionara con la Tierra primitiva. Este modelo predijo importantes diferencias de composición entre la Tierra y la Luna, asumiendo que la mayor parte del material lunar procedía de Theia. Sin embargo, las muestras de las misiones Apolo revelaron una verdad sorprendente: la química de la Luna es notablemente similar a la de la Tierra, mucho más de lo esperado si estuviera compuesta principalmente por restos de otro planeta. Esto planteó preguntas críticas sobre el origen y la composición de Theia.

Rastreando las huellas dactilares de Theia

Los investigadores dirigidos por Thorsten Kleine del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar abordaron este enigma analizando rocas terrestres y lunares, centrándose en isótopos de hierro, molibdeno y circonio. Estos elementos actúan como “huellas digitales” y revelan dónde se formó un cuerpo celeste. El equipo descubrió variaciones sutiles en estos isótopos que indicaban que Theia probablemente tenía entre el 5 y el 10% de la masa de la Tierra y contenía concentraciones más altas de elementos pesados, como el molibdeno, lo que concuerda con la formación en el Sistema Solar interior, más caliente.

Se confirman los orígenes del sistema solar interior

El análisis realizado por el equipo de 15 muestras terrestres y 6 lunares, combinado con datos de 20 meteoritos, proporcionó pruebas sólidas del origen de Theia en el interior del Sistema Solar. El estudio se basa en trabajos anteriores que demuestran que los cuerpos más cercanos al Sol acumulan más elementos pesados. La Tierra misma exhibe niveles ligeramente elevados de molibdeno y circonio, lo que sugiere que Theia los entregó durante la catastrófica colisión.

“Los autores realizan nuevas mediciones de isótopos de hierro con niveles excepcionales de precisión”, señala la científica planetaria Sara Russell, reforzando el rigor y la importancia del estudio.

Implicaciones para la evolución de la Tierra

El descubrimiento tiene implicaciones más allá del origen de la Luna. Ayuda a perfeccionar nuestra comprensión de la formación temprana de la Tierra y los procesos que finalmente la hicieron habitable. El impacto con Theia no fue sólo un evento destructivo; Reformó fundamentalmente nuestro planeta y creó las condiciones para la vida tal como la conocemos.

El equipo de investigación planea perfeccionar aún más sus modelos mediante simulaciones y análisis de isótopos adicionales de muestras lunares. La historia de Theia y la Luna sigue siendo una investigación en curso, y cada nuevo descubrimiento nos acerca a la comprensión de las fuerzas violentas, pero en última instancia creativas, que dieron forma a nuestro Sistema Solar.

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