Polillas observadas bebiendo lágrimas de alces en un comportamiento poco común

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Los investigadores han documentado polillas que se alimentan de las lágrimas de un alce en Vermont, un comportamiento conocido como lacrifagia que rara vez se observa fuera de las regiones tropicales. Este es sólo el segundo caso documentado del fenómeno que ocurre en climas templados, siendo el primero un caballo en Arkansas.

Descubrimiento inesperado en Vermont

El avistamiento ocurrió cuando Laurence Clarfeld, investigador de la Unidad Cooperativa de Investigación de Pesca y Vida Silvestre de Vermont, revisó las imágenes de las cámaras de seguimiento del Bosque Nacional Green Mountain. Inicialmente confundidas con ojos adicionales del alce, las imágenes revelaron múltiples polillas usando sus probóscides para beber las lágrimas del animal. Clarfeld describió la escena como algo que “nunca antes había visto algo así”. Los hallazgos fueron publicados recientemente en Ecosphere. Desde entonces, un colega ha filmado otro caso.

Por qué las polillas beben lágrimas

Las polillas, junto con algunas abejas, practican la lacrifagia para obtener minerales y nutrientes esenciales que no están fácilmente disponibles en otras partes de su dieta. El comportamiento es más común en climas más cálidos, pero los avistamientos recientes sugieren que puede ocurrir en otros lugares bajo ciertas condiciones.

Qué significa esto

La escasez de casos documentados fuera de los trópicos puede deberse a la limitada observación científica en estas áreas. Sin embargo, el entomólogo Akito Kawahara sugiere una posibilidad más preocupante: la disminución de las poblaciones de polillas. Dado que las especies de polillas y el número de individuos están disminuyendo en muchas regiones, es posible que las oportunidades para observar este comportamiento simplemente estén disminuyendo.

El comportamiento observado resalta las complejas interacciones dentro de los ecosistemas y el impacto potencial de los cambios ambientales incluso en comportamientos animales aparentemente oscuros. El estudio continuo de estas interacciones es fundamental para comprender la salud más amplia de nuestro planeta.

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